Nos tocó nacer en este tiempo, nos tocó ser jueces y partes de la historia apocalíptica de nuestro país. Nos han tocado muchas cosas positivas, y un sin número de cosas, tal vez, remediablemente negativas, y digo con firmeza, remediablemente, porque tenemos herramientas para expresar lo cuán en desacuerdo estamos ante tanta catástrofe social y económica.
Tenemos por ejemplo, un blog (un invento celestial), donde podrán quedar plasmadas las denuncias de los hechos inquietantes que llenan nuestros días. A partir de este momento no me quedaré en silencio, no formaré parte de la red de complicidad que matiza los días menos dominicanos que hemos vivido, ya que esa no era precisamente la intensión de los próceres, casi olvidados y cuya gesta heroica dio como resultado un país extremadamente diferente, al menos en comparación con el que nos tocó (vuelvo y repito) vivir. La segunda parte de esa lucha, nos toca a nosotros, y yo en lo particular, decidí tomar acción en lo que me corresponde.
El nombre de este espacio no fue del total agrado de mis amigos, estoy casi seguro… pero efectivamente, el país se está acabando ante la vista de los más ignorantes y los mas consientes (todos mezclados), entre lo cual, quizás por el optimismo de mi naturaleza, no me atrevo a decir cual de los dos es mayoría, pero me pareció que en este caso, como debería ser siempre, el objetivo estaba por encima de la belleza, las ilusiones estarán por encima de la realidad, porque la realidad tiene límites, y los sueños son infinitos. Bienvenidos a mi blog! Aclaro que no soy periodista, al menos de profesión, porque al fin y al cabo, todos lo somos, he aquí un ejemplo…
